sábado, 13 de octubre de 2012

El Escritor

El escritor, para condensar su esfuerzo, necesita de un público, como el vino de la copa en que se vierte.

El Espectador requiere de lectores meditabundos que se complazcan en perseguir las fisionomía de los objetos en toda su delicada, compleja estructura. Lectores sin prisa, advertidos de que toda opinión justa es larga de expresar. Lectores que al leer repiensen por si mismos los temas sobre que han leído.
Lectores que no exijan ser convencidos, pero a la vez se hallen dispuestos a renacer en toda hora de un credo habitual a un credo insólito.
Lectores que, como el autor, se hayan reservado un trozo de alma antipolítica.
En suma, lectores incapaces de oír un sermón, de apasionarse en un mítin y juzgar de personas y cosas en una tertulía de café.

Ortega y Gasset.- El Espectador

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